martes, 17 de septiembre de 2024

Preguntas redentoras


Existen en todas las tradiciones espirituales. Son parte de la parte más rica de la mística y del autoconocimiento. Las preguntas redentoras son pensamientos, fórmulas que bloquean el pensamiento y conducen nuestra mente más allá: a lo desconocido, a las profundidades de la misma mente que no conocemos al autoconocimiento. Pero para ello, debemos aprender a escucharlas y a formularlas.

Resulta que según cuenta Lucas, un día Jesús preguntó a sus discípulos: ¿quién dice la gente que soy? A lo que ellos le respondieron diferentes cosas que seguramente habrían escuchado por ahí. Entonces Jesús desinteresado por las respuestas que los le daban les pregunta directamente: “¿Y ustedes, quién decís que soy?”

Esa pregunta de Jesús a sus discípulos ha viajado a través de toda la historia del cristianismo. Jesús preguntando a sus discípulos: ¿ustedes, quién decís que soy? Y algunos se han dedicado a encontrar respuestas, pero no menos nos hemos quedado con la pregunta, dejando que ese pensamiento (quién es Jesús para mí) bloquee otros pensamientos (quién creo que es, quién me imagino que es, quien quisiera que sea…). Y también es importante recordar que en toda la tradición espiritual oriental existen esas preguntas y esa forma de preguntar.

¿Por qué crees que sería necesario bloquear esos otros pensamientos?

La respuesta podría estar en algo que no te dije aún. ¿Sabés cuándo Jesús le hace esta pregunta a sus discípulos? Mientras oraban. Es una pregunta que surge del silencio. No es una pregunta que surge del debate o de la argumentación filosófica sino que surge del estar juntos en silencio, orando.

“Estando Jesús en presencia de sus discípulos orando” dice Lucas que les hace la pregunta, es por tanto una pregunta que surge en primer lugar de su propio silencio y va, en el silencio de la práctica compartida al silencio de los otros. Imaginate la escena: todos en silencio orando, los discípulos en silencio junto a su maestro y éste les pregunta: “y ustedes, ¿quién dicen que soy?”

Lo que ellos respondieron, no hablo tanto de Jesús como de su propio autoconocimiento, como de sí mismos. En esa atmósfera en la que estaban se dieron seguramente las mejores condiciones para escuchar ( esencia de la meditación) y quedarse en el ámbito de la pregunta que nos libera de las proyecciones y nos lleva directamente a saber quién es que somos.

Ahora, te preguntarás qué tiene que ver esto con el yoga. Te comparto.

Todo lo que practicamos en yoga es el camino al autoconocimiento. No es que tenga como “objetivo” el autoconocimiento sino que es el autoconocimiento. Allí donde vos te encuentres ahora mismo practicando yoga estarás accediendo a una dimensión del autoconocimiento. A tu ritmo, en tus posibilidades, de acuerdo a lo que en cada etapa del camino puedas ver y comprender.

¿De qué naturaleza son las respuestas certeras, las seguridades y las supuestas garantías en el camino espiritual? De la naturaleza de las proyecciones. Surgen cuando necesitamos proyectar lo que uno quisiera que suceda o como uno quisiera que sean las cosas. Las “respuestas certeras” no nos liberan pues casi siempre -para no decir siempre- provienen de lo conocido, del pasado, de las ideas preconcebidas, no del autoconocimiento. ¿Esto quiere decir que no podemos discernir, ni pensar, ni estudiar una tradición? No. Eso sería muy vanidoso. Se trata de tener bien en cuenta que la práctica es el camino y que la felicidad y la paz son el camino. Un camino que vamos descubriendo, en el que accedemos a lo que no conocemos y vamos conociendo fundamentalmente de nosotros mismos. Y por ser un camino, es puro movimiento (lo vamos haciendo, lo vamos “caminando”) y por ser un camino, se va descubriendo y paso a paso vamos conociendo un tramo nuevo.

Por ello, son imprescindibles las preguntas que nos ponen en situación de no saber para luego saber. Es imprescindible la atención, un término que en yoga sí nos es muy familiar. El autoconocimiento no proviene de saber las respuestas sino de cómo escuchamos las preguntas. Del espacio que éstas abren en nuestra mente. Es la calidad de la atención lo que abre nuestro corazón en esa “investigación” de nuestras profundidades.

Tantas veces la humanidad ha perdido de vista la meditación...y nosotros como practicantes tantas veces la hemos perdido en nuestra vida y la reencontramos y quizá volvamos a perderla nuevamente...¿sabés cuándo? Cuando intentamos convertir a la meditación en una idea, en una buena idea, cuando llegamos a creer que la meditación es la técnica, el ejercicio, la tradición o quien nos ha enseñando a meditar. La meditación es una forma de nombrar a la experiencia de intimidad, a la escucha profunda del corazón. ¿Por qué el silencio en la meditación? Porque en ese silencio podemos ir más allá de los conceptos, de los pensamientos, de las imágenes y de todo lo que se interpone entre nosotros y nosotros mismos. Es en ese silencio donde podemos escuchar las preguntas que nos redimen de la distracción, de la evasión y de la ignorancia y entonces conocer y comprender. Cuando estaba Jesús en silencio orando, estaba en sus profundidades, estaba en esa comunión que él vivía con Dios y que les comunicaba a sus discípulos y nos comunica nosotros hoy sin necesidad de tener que ser de una u otra religión, pues el corazón humano no pertenece a ninguna religión. Y fue en esa experiencia que él les hace la pregunta: ¿y ustedes quien dicen que soy?, pero los discípulos se encontraban con él, en ésa atmósfera, en esa comunión. Y la respuesta provino de allí, de su corazón y reveló quién era Jesús para ellos y por tanto los introdujo en una nueva etapa del camino del autoconocimiento. Siempre que escuchemos esas preguntas que provienen del silencio, del corazón mismo del amor estaremos respondiendo acerca de nosotros mismos. Por eso es imprescindible la atención: para saber escuchar las preguntas.

Las preguntas redentoras no son generalidades, ni se responden “entre todos”...ni las responde uno para todos...son preguntas que se escuchan personalmente y se responden personalmente. Cuando llegues a sentir que es a a vos a quien se le está preguntando, entonces sabrás que has comenzado a saber escuchar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cautivos

Una vez estando Jesús con sus discípulos , llegó un hombre y le hizo ésta pregunta: “Maestro, qué debo hacer para heredar la vida eterna?”… ...