viernes, 7 de abril de 2023

Aprender a amar. A yoga con Jesús



En la noche, después de la cena con sus amigos, Jesús es apresado. Paso la noche en “interrogatorio” y luego de ser torturado ha sido crucificado. Finalmente murió. ¿Quién querría mirar tremenda escena? Ahora, pensándolo mejor, debo corregirme. Jesús no murió… a Jesús lo mataron: ¿quién querría mirar tremenda escena?

Si nos perdemos en el recuerdo de la tortura y de la muerte que le dieron sus asesinos, nos perdemos de lo que Jesús quiso enseñar… con su vida. Si nos perdemos en repetir que murió ( vale decir una vez más, no murió: lo mataron), por nuestros pecados, entonces nos perdemos de todo lo que hizo en sus años de vida “pública”.

Si nos perdemos en la noción del sacrificio, de que existe un Dios en algún lugar que creyó justo que alguien que vivió haciendo el bien, muera de esa forma atroz por culpa de los que no hicieron tanto bien...entonces perdemos a Jesús mismo, cuyo mensaje central fue el perdón y la compasión como expresión de su experiencia de Dios. Para Jesús Dios era eso: el perdón, la compasión, una nueva oportunidad, la curación, y todo ello se hacía visible con nuestros actos, con nuestro trabajo.

La vida que Jesús nos quiso transmitir fue una fiesta, una mesa servida, pero no para los “merecedores” sino para todos y priorizando a los que habían venido siendo los excluidos. El merecimiento es la otra cara del sacrificio. Y nunca leímos en palabras de Jesús algo similar. El amor de Jesús era regalo, era gracia que Dios da y que nosotros las personas, tenemos que hacer visible con nuestra coherencia, con nuestra ética, con nuestro corazón y fundamentalmente, con nuestras manos.

¿Y cómo hacerlo? En eso es que miro a Jesús. Miro su vida inseparable de su muerte y de su resurrección. Pero miro su vida, su forma de vivir atento a los que sufrían, aliviando, llevando esperanza, dispuesto a curar, a liberar y a contagiar confianza.

Quizás te preguntes qué tiene que ver con el yoga todo esto...bueno, cuando miro la vida de Jesús creo que puedo aprender a amar como él amó. Siento ganas de que nadie se sienta solo en mi presencia, siento que todos podríamos bendecir a los enfermos y darles esperanza y consuelo. Cuando releo su vida y me sumerjo en sus palabras, siento que podríamos hacer que nadie se sienta olvidado y excluido, que todos podríamos compartir lo que tengamos, sea mucho o poco.

Pienso que el yoga puede ser más yoga y la meditación más meditación si me comprometo a dar sin esperar mucho, (ese sería un buen comienzo), pienso que podría perdonar sin exigencias, que podría disponerme a pedir perdón, que podría ser más paciente y acompañar y aprender a esperar a los otros y a pedir ayuda y tiempo a los que van delante. Cuando miro su vida y escucho sus enseñanzas, pienso que el yoga sería más yoga si me animo a recortar un poco mis intereses, si me privo de algunas ventajas, si doy un poco más de mi tiempo y fundamentalmente de mi comodidad...

Es cierto, Jesús murió, lo mataron. Y es cierto que Dios estaba con él, pero humildemente creo que no precisamente “decidiendo” que muriera y menos aún de esa forma. Creo que Dios estaba con el cada vez que Jesús murió un poco a sí mismo, cada vez que murió a su individualidad y a su ego. Allí Dios se hizo cada vez más presente en él hasta alcanzar esa presencia plena, esa humanidad completa. Si Dios es amor, está más presente -por decirlo de una manera- cuando le abrimos camino al amor.

Es cierto Jesús murió...cuando le dijo a los poderosos que cargaban sobre los pobres cargas que ellos no se animaban a llevar, murió cuando abrazó al leproso, cuando salvó a la que iban a apedrear, cuando le dijo a los líderes religiosos que los ladrones y las prostitutas estaban más cerca de Dios que ellos, murió cuando puso en el centro a los niños, murió cuando tomó de ejemplo a la mujer viuda y pobre, murió cuando aquél viernes hizo silencio y cuando ya en la cruz le dijo al ladrón a su lado que estaría con él esa misma noche en el paraíso...Jesús empezó a morir el mismo día en que nació en una cueva entre animales y gente pobre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cautivos

Una vez estando Jesús con sus discípulos , llegó un hombre y le hizo ésta pregunta: “Maestro, qué debo hacer para heredar la vida eterna?”… ...