martes, 20 de junio de 2023

¿Qué riesgo corremos? ¿De qué deberíamos estar a salvo


Un día Jesús miró a la gente que se detenía a escucharlo y vio su sufrimiento. Habrá sido después de recorrer algunas aldeas, de detenerse en algunas plazas y de visitar tantas casas con enfermos y marginados que un día lo sobrepasó el dolor de toda esa gente. El texto dice que se conmovió, porque andaban maltrechas y derrengadas” y usando una imagen que la gente de su tiempo bien comprendería, el texto agrega: como ovejas sin pastor. Para los pastores, la gente humilde de su pueblo, la imagen era bien clara. No era un tema de “autoridad” o sumisión como podemos entenderlo hoy, sino de protección, de cuidado. Entonces llamó a sus discípulos y les indicó que se dispersaran y fueran a donde estaba la gente y les indicó ciertas “tareas”: curar enfermos, resucitar muertos, limpiar a los leprosos y proclamar que el reino de Dios (su proyecto) estaba cerca. Y otra cosa más: les dijo que gratis habían recibido, por tanto, que gratis lo dieran todo.

Aquella fue la revolución de Jesús. Anunciar que era posible y viable vivir de otra forma y que eso comenzaba en ir a los que sufrían y compartir la vida con ellos. Jesús no murió porque Dios quiso que un inocente “pagara” por tanto sufrimiento, a Jesús lo mataron porque en ese “anuncio” iba implícita la responsabilidad de los poderosos, de los injustos, iba denunciada la hipocresía y el abuso del poder…

Ahora te preguntarás qué tiene que ver esto con el yoga...yo creo que mucho.

Curar a los enfermos, resucitar muertos... No necesitamos ser doctores o doctoras para curar a los enfermos. Hay enfermos de muchas dolencias, hay gente a nuestro alrededor que padece enfermedades de todo tipo y a las que todos podemos atender con corazón y compasión. Hay no pocas personas que parecen muertos en vida, cuya esperanza se agota, cuyo horizonte se esfuma. Es necesario contar que es posible la alegría de compartir, la dignidad de la ética, la fortaleza de la moral. Es necesario rescatar de la muerte de la culpabilidad, del sufrimiento de la autoestima lesionada. Hay gente que aun estando viva ha muerto ya ahogada en deudas, en consumo, en individualismo e indiferencia.

Muchas personas necesitan escuchar que son valiosas y necesarias para que la vida cambie. Todos necesitamos escuchar que las personas no somos descartables y que todos los seres vivos del planeta tienen derecho a gozar de la vida por el sólo hecho de haber nacido. Nadie merece servir sin disfrutar de los bienes materiales y espirituales que generamos entre todos. Todos somos responsables de la vida de todos. Y porque no hemos hecho nada para nacer, porque la vida nos lo da todo, porque respiramos como un regalo, es que gratis lo hemos recibido y gratis deberíamos de darlo.

Y lo más importante. Mientras la humanidad camina, mientras vamos aprendiendo todo ésto, el tiempo pasa y seguramente no podremos con todo. Vos no podrás hacer todo lo que te propongas, ni curar a todos ni ayudar a vivir a todos...tampoco yo podré. Así las cosas. Hoy mismo, ahora mismo, en este minuto miles de personas mueren en la miseria y son inocentes. Su “culpa”: haber nacido donde nacieron. Entonces esta tarea requiere que nos digamos unos a otros que el proyecto de una familia extendida está cerca. No es imposible. ¿Cuán cerca? No es cuestión de tiempo sino de compromiso y despertar. Lo que Jesús llamó “el reino de dios” en tiempos de reyes y emperadores (y así se hacía entender), hoy diríamos: familia extendida, vida en común, en la que el Espíritu esté en el centro.

¿De qué deberíamos ser salvados? ¿Qué riesgo corremos? Mientras los recursos naturales se agotan y la tierra está gravemente herida debido a esta sociedad de la indiferencia, el malgasto y el despilfarro, lo primero no es ser salvados del recalentamiento global, ni de las sequías o de las inundaciones...necesitamos ser salvados de todo lo que causa ese sufrimiento. Ser salvados de creer que nada es posible ya y que todos somos competencia de todos. Necesitamos ser salvados del exitismo y la apatía, de la violencia, del abuso, de la explotación de unos por otros...necesitamos ser salvados de creer que todo tiene un precio, y volver a anunciar que otra forma de vida es posible, y hacerlo gratuitamente en todo el sentido de la palabra.


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